Diferencia entre revisiones de «Embarazo»

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La diferencia en esta constitución tendrá una trascendental consecuencia: la fecundación del óvulo por uno de los primeros con cromosomas sexual X - dará lugar a que el ser en gestación y posterior nacimiento, sea una niña, y si es por los segundos con cromosoma sexual Y - será un niño.
La diferencia en esta constitución tendrá una trascendental consecuencia: la fecundación del óvulo por uno de los primeros con cromosomas sexual X - dará lugar a que el ser en gestación y posterior nacimiento, sea una niña, y si es por los segundos con cromosoma sexual Y - será un niño.


[[Archivo:Espermatozoide.jpg|miniaturadeimagen|derecha|Espermatozoide humano]]


En este sentido hay que recordar que la constitución celular femenina es diferente a la masculina: todas las células del organismo de una mujer tienen dos cromosomas X, mientras que todas las células de un varón tienen un cromosoma X y uno Y. Para que tenga lugar una fecundación natural, es preciso que exista previamente la aportación masculina de sus espermatozoides, a través de la eyaculación en el órgano sexual de la mujer. En una eyaculación, son depositados en la vagina de aquella hasta 500 millones de espermatozoides.  
En este sentido hay que recordar que la constitución celular femenina es diferente a la masculina: todas las células del organismo de una mujer tienen dos cromosomas X, mientras que todas las células de un varón tienen un cromosoma X y uno Y. Para que tenga lugar una fecundación natural, es preciso que exista previamente la aportación masculina de sus espermatozoides, a través de la eyaculación en el órgano sexual de la mujer. En una eyaculación, son depositados en la vagina de aquella hasta 500 millones de espermatozoides.  




Los espermatozoides, en un movimiento inicial, ascienden por el cuello del útero hacia la cavidad uterina y el tercio externo de la trompa de Falopio. El movimiento de los espermatozoides a través del organismo femenino, se debe a los movimientos de su cola y a contracciones uterinas y de la trompa. En el tracto genital femenino, los espermatozoides son capaces de sobrevivir hasta 6 días. Mientras avanzan hacia el útero, aquellos experimentan una serie de cambios en la estructura de su membrana, que los van preparando para la fecundación, esto es, el ingreso o entrada del espermatozoide en el óvulo.  
Los espermatozoides, en un movimiento inicial, ascienden por el cuello del útero hacia la cavidad uterina y el tercio externo de la trompa de Falopio. El movimiento de los espermatozoides a través del organismo femenino, se debe a los movimientos de su cola y a contracciones uterinas y de la trompa. En el tracto genital femenino, los espermatozoides son capaces de sobrevivir hasta 6 días. Mientras avanzan hacia el útero, aquellos experimentan una serie de cambios en la estructura de su membrana, que los van preparando para la fecundación, esto es, el ingreso o entrada del espermatozoide en el óvulo.
 


===La fecundación: el cigoto como primera célula personal===
===La fecundación: el cigoto como primera célula personal===

Revisión del 23:11 21 jul 2014


El embarazo es un proceso ininterrumpido desde la concepción hasta el nacimiento.


La Concepción

La fecundación supone el inicio del embarazo. La concepción se produce cuando un espermatozoide se introduce en un óvulo atravesando su membrana.

El óvulo

El óvulo es la célula sexual femenina. Cada mes, hacia la mitad del ciclo menstrual, la secreción de determinadas hormonas por la hipófisis anterior (una glándula situada en la base del cerebro) desencadena que un óvulo sea liberado del ovario, y comience su trayecto por la trompa de Falopio. Si no es fecundado, el óvulo degenera en unas 12 a 24 horas. El óvulo mide unas 120-150 micras, y es la célula más grande del organismo. En el momento de la fecundación, el núcleo del óvulo (llamado pronúcleo femenino) tiene la mitad de la información genética que el resto de las células del organismo. Esta información genética se encuentra en el ADN (ácido desoxirribonucleico), una macromolécula que conforma los cromosomas.

Óvulo humano


Todas las células del organismo reciben esa información genética, y así, en todas hallaremos los mismos 46 cromosomas, dos de los cuales son los llamados cromosomas sexuales. Estos cromosomas sexuales pueden ser de dos clases:


  1. el cromosoma X
  2. el cromosoma Y.


La mujer aporta la mitad de la información genética, de manera que todos los óvulos de una mujer contienen, en la fecundación, 23 cromosomas, y uno de ellos es siempre un cromosoma X. En este sentido, la aportación femenina es invariable.


Los óvulos de la mujer inician su formación en la etapa fetal, y comienzan su maduración en la pubertad. El número total de óvulos al nacimiento de la mujer, se estima que varía entre 700.000 y 2.000.000. Durante la infancia, la mayoría se vuelven atrésicos, y sólo aproximadamente 400.000 están presentes al comienzo del la pubertad; finalmente no más de 400-500 llegarán a ser ovulados. Si no es fecundado, el óvulo muere en unas 24 horas.

El espermatozoide

El espermatozoide es la célula sexual masculina, y al tiempo, la más pequeña del organismo del hombre. Los espermatozoides son producidos continuamente por los testículos del varón, a partir de la edad fértil. El espermatozoide aporta el código genético del padre, y esta información está contenida en los 23 cromosomas que contiene su pronúcleo. A diferencia de la mujer, que siempre aporta un cromosoma X, algunos espermatozoides llevarán un cromosoma X, y otros un cromosoma Y.


La diferencia en esta constitución tendrá una trascendental consecuencia: la fecundación del óvulo por uno de los primeros con cromosomas sexual X - dará lugar a que el ser en gestación y posterior nacimiento, sea una niña, y si es por los segundos con cromosoma sexual Y - será un niño.

Espermatozoide humano

En este sentido hay que recordar que la constitución celular femenina es diferente a la masculina: todas las células del organismo de una mujer tienen dos cromosomas X, mientras que todas las células de un varón tienen un cromosoma X y uno Y. Para que tenga lugar una fecundación natural, es preciso que exista previamente la aportación masculina de sus espermatozoides, a través de la eyaculación en el órgano sexual de la mujer. En una eyaculación, son depositados en la vagina de aquella hasta 500 millones de espermatozoides.


Los espermatozoides, en un movimiento inicial, ascienden por el cuello del útero hacia la cavidad uterina y el tercio externo de la trompa de Falopio. El movimiento de los espermatozoides a través del organismo femenino, se debe a los movimientos de su cola y a contracciones uterinas y de la trompa. En el tracto genital femenino, los espermatozoides son capaces de sobrevivir hasta 6 días. Mientras avanzan hacia el útero, aquellos experimentan una serie de cambios en la estructura de su membrana, que los van preparando para la fecundación, esto es, el ingreso o entrada del espermatozoide en el óvulo.

La fecundación: el cigoto como primera célula personal

En la fecundación, sólo un espermatozoide penetra en el óvulo, ya que en el momento en que se produce la fusión de sus membranas celulares, la membrana del óvulo fecundado se torna impermeable para los demás espermatozoides, impidiendo que ningún otro espermatozoide la penetre. Seguidamente se produce la fusión de los pronúcleos masculino y femenino, constituyéndose una nueva célula llamada cigoto.

El cigoto es la primera célula del nuevo ser humano, que es distinto genéticamente del padre y de la madre. Su información genética, contenida en el núcleo, será la misma a lo largo de toda su vida, y determinará un enorme porcentaje de las características físicas y psíquicas de la persona:


  • su color de piel
  • de ojos
  • de pelo
  • su estatura
  • su inteligencia
  • su susceptibilidad a padecer determinadas enfermedades.


En ocasiones (aproximadamente de 7 a 11 casos por 1000 nacimientos), dos óvulos son expulsados simultáneamente del ovario y son fecundados por dos espermatozoides distintos, dando lugar a los gemelos dicigóticos, fraternos, o comúnmente llamados mellizos. Ambos cigotos tienen una constitución genética diferente, y los fetos resultantes no guardan mayor semejanza entre sí que los hermanos o hermanas de distinta edad. El sexo puede ser el mismo o diferente. Ambos cigotos se implantarán de forma individual en el útero y cada uno de ellos desarrolla su propia placenta y saco amniótico.


Junto a todo lo anterior, hay que señalar aquí que si bien es cierto que el ambiente, la educación y otros factores influirán a lo largo de la vida de la persona, la carga genética que se determina en el preciso momento de la fecundación será crucial en todos estos aspectos. A partir de este momento de la fecundación, el desarrollo intrauterino se divide en una etapa embrionaria, que va desde el momento de la concepción hasta la finalización de la organogénesis, momento que se sitúa alrededor de la semana 12 postmenstrual ó 10 postconcepcional, y una etapa fetal, desde la finalización de la organogénesis hasta el momento del nacimiento.


La etapa embrionaria

El primer mes de embarazo

Durante las siguientes horas y días, el cigoto comienza a viajar por la trompa de Falopio hacia la cavidad uterina, y lo hace gracias al movimiento de las vellosidades de la trompa. Al tiempo, experimenta sucesivas divisiones celulares que hacen aumentar el número de sus células, dispuestas inicialmente en una forma esférica, denominada mórula, por su semejanza a una mora.


Hacia el séptimo día de la concepción

Esta estructura está dividida en dos partes diferenciadas, una masa celular externa que dará lugar a la placenta y otra interna, que originará el embrión propiamente dicho. En este momento, el embrión se denomina blastocisto, y ha llegado a la cavidad uterina, donde tendrá lugar la anidación, por la cual queda incluido en la pared interna del útero hacia el final de la segunda semana.


Las células de la parte externa del blastocisto, denominadas trofoblasto, comienzan a producir la hormona gonadotrofina coriónica humana (HCG),1 que impide la degeneración del cuerpo lúteo del ovario y permite que siga produciendo la progesterona, otra hormona, fundamental en el mantenimiento y función de la capa interna del útero, donde se ha implantado el blastocisto.


Durante la segunda semana

Las células del embrión se disponen como un disco de dos capas (disco germinativo bilaminar) y en este momento, tienen la facultad de diferenciarse en cualquiera de las más de 200 estirpes celulares del organismo: son las llamadas células madre embrionarias. A partir de este momento estas células comienzan a diferenciarse según la programación específica de los genes que marcarán el ulterior proceso de conformación anatómica y especialización funcional.


Gemelos monocigóticos: expusimos anteriormente la posibilidad de un nacimiento de gemelos dicigóticos. Ahora nos referiremos a otro tipo de gemelismo. Este se puede dar en etapas variables de su desarrollo - no tiene porqué ser con la expulsión de los óvulos del ovario, sino que también es posible posteriormente - y en un bajo porcentaje (3 a 4 casos por cada 1000 nacimientos), en la cuál un solo óvulo fecundado se divide en dos cigotos, dando lugar a los gemelos monocigóticos o idénticos. Estos gemelos tienen la misma información genética, y dependiendo de lo precoz que sea la separación de los dos cigotos, desarrollarán cada uno una placenta y un saco amniótico propios, o bien los compartirán.


También durante esta segunda semana de embarazo, el trofoblasto ha ido erosionando la pared interna del útero y ha comenzado a formar la circulación úteroplacentaria primitiva, a través de la cual, el embrión comienza a alimentarse de los nutrientes aportados por la madre.


Durante la tercera semana

El disco germinativo bilaminar sufre una migración de parte de las células situadas en la capa externa, que forman una lámina media, con lo cual se conforma el disco germinativo trilaminar, formado por el ectodermo, el mesodermo y el endodermo.


  1. El ectodermo dará lugar, en las semanas siguientes al sistema nervioso, a las células sensitivas del oído, nariz y ojo, a la piel, pelo y uñas, a la hipófisis, las glándulas mamarias, sudoríparas y al esmalte de los dientes.
  2. El mesodermo dará lugar al tejido muscular, a los cartílagos y huesos, al tejido subcutáneo de la piel, a todo el sistema cardiovascular (corazón, arterias, venas y capilares), a todas las células de la sangre, al sistema urinario y órganos genitales, al bazo y a las glándulas suprarrenales.
  3. El endodermo proporciona el revestimiento interno del tubo digestivo, aparato respiratorio y vejiga urinaria, así como el hígado, el páncreas y otros órganos.


Durante la cuarta semana

El disco germinativo, sufre una curvatura longitudinal que lo transforma en una estructura tubular, con un extremo cefálico, donde se diferenciarán las primeras células nerviosas, que ya son activas hacia el día 14 tras la fecundación, y un extremo caudal. Es ahora, en la cuarta semana - Hacia el día 28 - cuando las aberturas superior e inferior de este tubo ya están cerradas.


En tanto, en la parte ventral de dicho tubo ha aparecido, hacia los 10-12 días, un acúmulo de células que originará una pequeña estructura de forma cilíndrica. Esta comenzará a contraerse de una forma automática y espasmódica durante la tercera semana postconcepcional: el corazón del embrión.


Por tanto, podemos afirmar que cuando la mujer ha notado aproximadamente una semana de retraso de la menstruación sobre la fecha prevista, y es posible, diagnosticar el embarazo, el embrión ya tiene un esbozo de corazón que ha comenzado a funcionar y unas células nerviosas con una incipiente actividad. Hacia el día 28 tras la concepción, el tamaño del embrión es de aproximadamente unos 4-6 milímetros y pesa menos de 1 gramo. En esta cuarta semana aparecen los esbozos de los ojos, los oídos y las extremidades superiores. También comienzan a separarse el esófago de la tráquea, que inicialmente formaban una estructura tubular única.


El segundo mes de embarazo

En este período se forman los ojos del embrión y empiezan a crecer los brazos y las piernas; hacia el día 36 comienzan a separarse los dedos de las manos y de los pies. Al tiempo, también los órganos internos y el cerebro se van desarrollando.


En la sexta semana

Comienza a formarse el paladar. Al mismo tiempo se van desarrollando los principales órganos, como el intestino, que toma forma de rizo debido a su largo tamaño, la vejiga y la uretra, así como el hígado, el estómago, el apéndice y el bazo. Al final de esta etapa, también se aprecia el desarrollo paulatino de los huesos y de los músculos.


Al final de la octava semana

Para entonces, el embrión mide alrededor de 3 centímetros y pesa unos 3 gramos. El rápido desarrollo del cerebro del embrión provoca un evidente aumento de la cabeza. La cara se empieza a perfilar con la formación de los ojos, muy separados y cubiertos por una membrana, y un esbozo de las orejas y los pabellones auditivos. Los brazos y las piernas del bebé siguen creciendo.


En este tiempo, el ritmo cardíaco es muy rápido, unos 140 - 150 latidos por minuto. El corazón y el sistema cardiovascular durante la vida intrauterina tienen que adaptarse a unas particularidades propias, distintas a la vida postnatal:


  • Por un lado, el oxígeno y los nutrientes no provienen de los pulmones y el sistema digestivo, sino de la placenta.
  • Por otro, el metabolismo de los tejidos es muy elevado por su rápido crecimiento, y finalmente, los órganos menos funcionales en la vida intrauterina, deben recibir, al menos, suficiente suministro para desarrollarse adecuadamente.


Por todo ello, la organización circulatoria establece una vía preferencial hacia la placenta, donde se dirigirá el 40 % del volumen circulatorio, y después hacia el cerebro, con un 10 % del gasto cardíaco. Los pulmones e intestinos tendrán menor perfusión. El líquido amniótico.- En todo este tiempo, el embrión flota en el saco de líquido amniótico que le protege de los golpes externos que pueda recibir a través del abdomen de la madre. Este líquido amortigua las sacudidas, impide se adhiera el embrión a las membranas placentarias y permite los movimientos fetales. La cantidad de líquido aumenta desde aproximadamente 30 ml a las 10 semanas, hasta 350 ml a las 20 semanas y de 800 a 1000 ml a las 37 semanas. Todo el volumen del líquido amniótico se renueva cada 3 horas.


Etapa fetal

En el tercer mes de embarazo el embrión pasa a denominarse feto. El período fetal se extiende desde la décima semana postconcepcional (duodécima tras la última menstruación) hasta el final de la vida intrauterina. Esta etapa se caracteriza por la maduración de los tejidos y los órganos y el rápido crecimiento del cuerpo. En este tiempo el feto empieza a tener forma humana.


Durante el tercer mes de embarazo

Aspecto externo

La cara adquiere un aspecto más humano. Los ojos, en un principio orientados lateralmente, se desplazan hacia la superficie anterior del rostro, y las orejas se sitúan cerca de su posición definitiva a los lados de la cabeza. Las extremidades alcanzan su longitud relativa en comparación con el resto del cuerpo, aunque las inferiores son aún algo más cortas y menos desarrolladas que las superiores.


A las doce semanas también, los genitales externos se han desarrollado lo suficiente para que por ecografía pueda determinarse el sexo del feto en algunos casos. Las extremidades del futuro bebé se desarrollan con rapidez, aunque el tamaño de la cabeza sigue siendo desproporcionado con respecto al resto del cuerpo: a principios del tercer mes, la cabeza constituye aproximadamente la mitad de la longitud vértice-nalga, hacia el quinto mes le corresponde una tercera parte, y al nacimiento aproximadamente una cuarta parte de la talla total del recién nacido. En consecuencia, con el tiempo, el crecimiento del cuerpo se acelera, mientras que el de la cabeza se torna más lento.


El crecimiento en longitud del feto en esta fase es muy importante, y pasa de medir de 8 cms hacia la semana 10, a 23 cms. hacia la semana 22, que es ya a mediados de este tercer mes (La longitud es vértice-nalga o talla en posición de sentado).


Desarrollo orgánico, y entorno del feto

Ya en la semana 10 existen movimientos fetales, debidos al desarrollo muscular del feto, y con respuestas primitivas a estímulos sensoriales. Estos movimientos son tan débiles que aún no pueden ser percibidos por la madre.


Durante este tercer mes de vida intrauterina, el oído comienza a desarrollarse gracias a las células nerviosas del cerebro. Casi al mismo tiempo, el feto tiene ya formado el iris, la córnea y el cristalino de los ojos, que continúan cerrados. En los dedos de las manos y de los pies empiezan a asomar las uñas.


La placenta ya ha adoptado su forma circular y comienza a producir progesterona, en cantidad ya suficiente para tomar el relevo del cuerpo lúteo uterino hacia finales del cuarto mes, que a partir de esta etapa comienza a degenerar. Esta hormona permite a la placenta mantener su integridad y sus funciones, que son el intercambio de productos metabólicos (nutrientes y desechos) y gaseosos (oxígeno y dióxido de carbono) entre la circulación materna y la fetal y la producción de hormonas.


La circulación úteroplacentaria, aunque permite pasar determinadas sustancias, evita un contacto libre entre la sangre materna y fetal. Entre estas sustancias están los anticuerpos maternos, del tipo inmunoglobulina G, que le protegen en los primeros meses de vida contra enfermedades como la difteria o el sarampión.


En cuanto a la producción hormonal, además de la progesterona, cuya función se ha comentado previamente, la placenta produce también grandes cantidades de estrógenos, fundamentalmente estradiol, que contribuye al crecimiento del útero y al desarrollo del a glándula mamaria, y otras hormonas, como la somatomamotrofina que facilita la captación de glucosa por el feto y estimula el desarrollo de las mamas para la producción de leche. Sin embargo, la placenta no es una barrera eficaz para muchos fármacos y otras sustancias químicas, que pueden tener efectos nocivos sobre el embrión.


Además, el cordón umbilical ya se ha formado completamente. Se trata de un órgano vital compuesto de una vena principal y dos arterias. La vena principal del cordón se encarga de aportar oxígeno y sangre rica en nutrientes al feto, mientras que las arterias transportan, desde el feto hasta la placenta, los desechos y la sangre pobre en oxígeno. El cuerpo del feto empieza a recubrirse de un fino vello llamado lanugo.


Por el contrario, el incremento de peso será más llamativo durante los últimos meses de la gestación (pasa de 500 g hacia la semana 19, a 900 g hacia la semana 23 y a 3400 g al nacimiento). El desarrollo anatómico y funcional es progresivo, la deglución es evidente en la semana 14, los movimientos respiratorios en la 16 y la succión en la semana 24, produciéndose la definición de “estados de conducta” (vigilia, sueño) alrededor de la semana 36, aunque mucho antes ya se ven actividades coordinadas.


Durante el cuarto mes de embarazo

Aspecto externo

La sensibilidad a la luz es evidente sobre la semana 28, si bien la distinción de los colores no madura hasta la vida postnatal. La capacidad de audición esta presente en la semana 24 y en la semana 28 ya existe la percepción del gusto. Ya en la mayoría de los fetos, se distingue también, a partir de este mes, el aparato genital. Si es niña, son visibles el clítoris y la vulva, mientras que si es niño puede verse el pene y el escroto.


Desarrollo orgánico y entorno del feto

En el cuarto mes de embarazo ya se han formado los órganos principales del feto. La bolsa de líquido amniótico mantiene al feto protegido de los golpes y le permite moverse con libertad, girar la cabeza y estirarse. Ya se han formado las cejas y la nariz, y el pelo de la cabeza se hace más grueso. Los labios, que hasta ahora estaban unidos a las encías, se separan de éstas. Las piernas son mucho más largas que los brazos. Las huellas dactilares se forman en este mes y empieza a tener sensibilidad en el cuerpo.


Su cuerpo está rodeado completamente de lanugo. La placenta, adherida a la pared uterina, sigue creciendo y al final de este mes mide un centímetro de espesor.


El intestino fetal se llena de una sustancia verdosa formada por desechos llamada meconio que será lo primero que expulse tras su nacimiento. La consecución de nutrientes durante la vida fetal se realiza desde el intercambio placentario, por lo que el tubo digestivo no es necesario para ello, sin embargo, al final del primer trimestre el intestino presenta motilidad peristáltica y poco después el feto comienza a deglutir líquido amniótico. La deglución del líquido amniótico contribuye al desarrollo digestivo y ayuda a mantener en equilibrio el volumen del líquido amniótico. También contribuiría, aunque mínimamente, en la consecución de elementos nutritivos, en especial proteínas.


La capacidad enzimática intestinal progresa funcionalmente, pero se mantiene aun inmadura en el recién nacido a término. También las funciones hepáticas son llevadas a cabo por la placenta o por la transferencia de metabolitos a la madre, por lo que la madurez funcional del hígado es muy limitada. La mayor producción de bilirrubina por el feto se resuelve mediante la transferencia a la madre. Tampoco el hígado acumula cantidades importantes de glucógeno, salvo en las últimas semanas de gestación, sin embargo, si que tiene una síntesis notable de colesterol que sirve de sustrato para la formación de hormonas suprarrenales. La función exocrina del páncreas está presente, ya que se pueden hidrolizar algunas de las proteínas que el feto obtiene de la deglución del líquido amniótico, pero no es plenamente funcional.


Comportamientos y actividad

La motilidad fetal compleja, la respuesta a estímulos o la integración de los estados de vigilia sueño, son útiles para conocer el estado fetal cuando las funciones ya han madurado, mientras que un desarrollo funcional mínimo es necesario para el establecimiento de la vida postnatal. Comienza a realizar sus primeros gestos como fruncir el ceño y bostezar.


Durante el quinto mes de embarazo

Aspecto externo

Se empiezan a formar los dientes de leche, aunque dentro de los alvéolos dentarios. Es posible también oír los latidos de su corazón. Las uñas siguen creciendo, mientras que la cara ya tiene cejas y pestañas. Ahora ya capta ruidos del exterior y reacciona ante ellos. Sobre todo, es capaz de distinguir la voz de su madre.


Desarrollo orgánico y entorno del feto

A partir del quinto mes el feto comienza a tragar líquido amniótico, que llegará a una cantidad de hasta 400 ml. al día hacia el final del embarazo, liquido que expulsa de nuevo en forma de orina producida por los riñones fetales. Esta orina es fundamentalmente agua, ya que los metabolitos de desecho son eliminados por la placenta. Si no existe orina fetal, se produce un oligoamnios, con lo que el feto pierde la protección física del líquido amniótico. La producción de orina se establece, desde unos riñones con limitaciones funcionales, desde el primer trimestre. La producción va en aumento y supera el medio litro diario en las últimas semanas de gestación.


También cuenta ahora con un rudimentario sistema inmunológico para defenderse de determinadas infecciones. Otro mecanismo que protegerá al niño de los gérmenes patógenos en sus primeros meses de vida son los anticuerpos que recibe de la madre a través de la placenta.


Con el fin de mantener su temperatura, a lo largo de los siguientes meses aparece una grasa debajo de la piel que se sitúa en distintas zonas del cuerpo hasta rodearlo totalmente. Este tipo de grasa es distinto del vérnix caseoso que comienza a aparecer durante la semana 20. El vérnix es una capa protectora de grasa que recubre la piel del feto para evitar que se reblandezca debido al contacto directo con el líquido amniótico.


Comportamientos y actividad

Aquí el feto pesa ya más que la placenta. Es el momento en el que sus reflejos se ponen en funcionamiento. Uno de los más importantes, por su trascendencia futura para la marcha es el reflejo patelar: al tocar con la planta del pie una superficie, la extremidad se estira, dando una patada. Otro reflejo es el de prensión: el feto aprieta firmemente con la mano cualquier objeto que se le tropieza con ella: la nariz, el otro brazo, el cordón umbilical. Este reflejo, vital en las crías de otras especies, como los primates (que tras nacer se agarran firmemente al pelo de la madre), ha dejado de ser crítico en el ser humano actual. No así el reflejo de succión, imprescindible para la alimentación del niño tras el nacimiento, y que el feto ejercita chupándose los dedos.


Sus movimientos se vuelven más fuertes, sobre todo por las noches, y es capaz de dar vueltas sobre sí mismo. Habitualmente las madres perciben claramente los movimientos del feto en este período.


En el sexto mes de embarazo

Aspecto externo

Ahora el crecimiento del feto es rápido, al igual que sus movimientos. En las palmas de las manos aparecen las primeras líneas. La piel del feto está arrugada y es rojiza, por falta de tejido conectivo subyacente y debido a que los capilares se transparentan. En el sexto mes de embarazo el feto mide 32 centímetros y pesa más de medio kilo. Aunque algunos fetos han sobrevivido en este período, la probabilidad de secuelas es alta y la necesidad de soporte médico muy importante.


Desarrollo orgánico y entorno del feto

El intestino continúa llenándose de meconio. Las células cerebrales que utilizará para el pensamiento consciente comienzan a madurar. Hay datos que sugieren que el feto en esta etapa ya es capaz de recordar. En este periodo comienzan a crecer los alvéolos en los pulmones y el feto ya realiza movimientos respiratorios con el diafragma. Estos movimientos estimulan el crecimiento pulmonar y el desarrollo y preparación de los músculos respiratorios y están dirigidos por el sistema nervioso fetal.


Los bronquios siguen estando llenos de líquido amniótico. Hacia finales del sexto mes aparecen en los pulmones las células que producen una sustancia fundamental, el surfactante, un líquido con alto contenido en fosfolípidos que tiene la facultad de disminuir la tensión superficial en la superficie interna de los alvéolos e impedir que se colapsen. Su cantidad va aumentando hacia el final del embarazo, sobre todo en las dos últimas semanas de vida intrauterina. Si el volumen de esta sustancia es insuficiente al nacimiento, se produce el síndrome de dificultad respiratoria del neonato, que ocurre principalmente en niños prematuros y es una de las causas que limitan la supervivencia de estos pacientes.


Comportamientos y actividad

Ahora el feto duerme entre 18 y 20 horas, pero cuando está despierto (aún tiene los ojos cerrados) tiene mucha actividad. El oído se perfecciona durante este mes y puede distinguir sonidos externos. Al final de este periodo se han formado las papilas gustativas, que capacitarán al feto hacia la semana 28 para distinguir los sabores: dulce, amargo, ácido y salado


En el séptimo mes de embarazo

Hacia la semana 28 abre los ojos, pero hasta después del parto su visión no será correcta. El sentido de la vista se limita a distinguir las sombras de las luces y a enfocar.


La piel ya deja de ser transparente para adoptar un tono opaco. También deja de estar arrugada por los efectos de la capa de grasa que se forma debajo de la epidermis.


Desarrollo orgánico y entorno del feto

Los centros óseos del feto se empiezan a endurecer. El tamaño del cerebro es mayor. Asimismo, la glándula encargada de producir células inmunitarias llamada timo ya ha comenzado a trabajar. Ahora, el feto orina alrededor de medio litro diario.


Comportamientos y actividad

El crecimiento de su cerebro, y su sistema nervioso, le permiten realizar unos movimientos cada vez más complejos. Al feto empieza a faltarle sitio en la cavidad uterina. También al final de esta etapa o comienzos del siguiente mes, el feto tiene sensibilidad en todo su cuerpo y reacciona a estímulos táctiles.


Durante el octavo mes

El lanugo desaparece de la cara del feto. Su piel se vuelve rosácea y suave y tiene unas extremidades más gruesas. Por lo general, antes de que termine el mes el feto suele colocarse con la cabeza hacia abajo, aunque todavía es posible que se dé alguna vuelta más antes de situarse definitivamente en esta posición.


Sus movimientos son menos frecuentes debido al poco espacio que le queda en la cavidad uterina, y el feto comienza a adoptar una posición encogida. En este periodo se produce una gran acumulación de grasas por debajo de la piel, y a menudo la cabeza está recubierta de una buena cantidad de pelo.


El sentido de la vista ya está más desarrollado y los ojos reaccionan ya a los cambios de luz del exterior aunque aún no es capaz de ver correctamente. El oído funciona a la perfección y la mayoría de los órganos están desarrollados salvo los pulmones, que tardarán aún un tiempo en formarse para funcionar correctamente fuera del útero.


Durante el noveno mes

La placenta cubre aproximadamente del 15 al 30% de la superficie interna del útero, y al final del embarazo mide entre unos 15 y 25 centímetros de diámetro y pesa entre 500 y 600 gramos.


El feto es capaz de distinguir a través de sombras los reflejos de luz que provienen del exterior y nota un resplandor cuando la luz del sol da en el vientre de su madre. Sus nalgas presionan contra el diafragma de la madre. Son más frecuentes los movimientos respiratorios, aunque todavía no hay aire en sus pulmones. Los huesos de la cabeza tienen una gran plasticidad para facilitar el nacimiento del bebé. Las uñas son similares a las del recién nacido. Durante este último mes las glándulas adrenales del feto producen elevadas cantidades de corticoides, hormonas encargadas de ayudar a la producción de surfactante y al buen funcionamiento de los pulmones.


El intestino del bebé está lleno de meconio, una sustancia oscura y verdosa compuesta por secreción intestinal de las glándulas alimentarias y las células de la pared intestinal. Esta sustancia será lo primero que expulse el bebé tras su nacimiento. En la última semana el feto mide entre 45 y 50 centímetros y la falta de espacio le obliga a flexionarse mucho. El lanugo ha desaparecido casi por completo y su cuerpo es suave. Cuando el parto está próximo, la parte encajada del feto presiona el cérvix uterino. El parto suele producirse entre las semanas 38 y 42, cuando todos los órganos del feto funcionan suficientemente para sostener la vida del neonato fuera del útero materno.


Son numerosos los factores que influyen en el momento en que se produce el parto, pero no son del todo bien conocidos. Entre ellos destacan factores miometriales (distensión de la fibra muscular uterina, aumento de la expresión de receptores de membrana para la oxitocina…), maternos (secreción de oxitocina, concentraciones de prostaglandinas…), fetales (secreción de oxitocina y vasopresina…) y cervicales (cambios en la estructura microscópica del cuello del útero que hacen posible la dilatación, en respuesta a los cambios de concentraciones de estrógenos/progesterona, prostaglandinas, relaxina y otros factores).