Gonzalo Herranz Rodríguez

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El 20 de mayo de 2021 fallece el Dr. Gonzalo Herranz, considerado una de las figuras que ha marcado el perfil de la ética médica en España en el último tercio del siglo XX.

Aunque no volvió a residir en su Galicia natal, siempre conservó el cariño por su tierra y por su extensa familia.

Nació en Porriño (Pontevedra) el 27 de enero de 1931, en el seno de una familia cristiana. Comenzó sus estudios de Medicina en Santiago de Compostela, y posteriormente se trasladó a Barcelona, donde cursó los últimos cuatro años, finalizando la carrera con premio extraordinario en 1954: la sordera que sufrió desde la infancia, total para un oído y parcial para el otro, no le impidió aprovechar todo el conocimiento posible.

Terminada la carrera, se especializó en Anatomía Patológica en el Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, y amplió sus estudios en Tubinga y Bonn. Obtuvo el doctorado en 1957 en Barcelona. Su especialidad hizo que se pensara en él para comenzar la docencia de la Histología y la Anatomía Patológica en la recién nacida Universidad de Navarra: fue profesor ordinario de estas materias hasta 1971, en que obtuvo cátedra de Anatomía Patológica en Oviedo. Fruto de estos años de docencia e investigación fueron numerosos artículos, y su participación como fundador en la Sociedad Española de Anatomía Patológica. Su prestigio profesional en el área duró mucho tiempo: cuando hacía años que se había dedicado en exclusiva a la ética médica, continuaba recibiendo consultas de su anterior especialidad.

Tras la estancia en Oviedo, regresa a Pamplona el año 1974. La Universidad le confía entonces algunos cargos académicos:

  • Vicerrector (1974-1978).
  • Decano de la Facultad de Medicina (1978-1981).

Se interesó por la ética médica por esas fechas. Comenzó con visitas semanales a la biblioteca para hojear los últimos ejemplares de las revistas médicas generales recibidas, y sacar fotocopia de los artículos más relevantes para la ética profesional. Estas comenzaron a acumularse en una carpeta de fuelle, que se convirtió en un archivador, luego en varios y terminó con los años, y la adición de numerosas monografías, en una biblioteca de material específico. Esta preocupación personal por los aspectos éticos de la profesión, y los avatares de la vida en la Facultad, terminaron haciéndole impartir las clases de ética médica. En esta línea, con prestigio ya bien adquirido en el área, se le solicitó la lección de apertura de curso en 1985, que versó sobre El respeto, actitud ética fundamental en la Medicina, texto paradigmático de una de sus ideas de fondo en ética médica: el respeto a la debilidad. Este cambio en sus intereses hizo que recibiera el nombramiento de Profesor Ordinario de Ética Médica en 1987, que desempeñó hasta su jubilación en 2002. En esas fechas, se constituyó el Departamento de Bioética, del que fue director hasta el año 2001.

Su prestigio en ética médica fue pronto bien conocido. Su capacidad de trabajo y diligencia hizo que se le confiaran cargos en el área de la ética profesional. Fue presidente (1984-1995), secretario (1995-2002) y vocal (2002-2007) de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial, donde contribuyó decisivamente al texto del Código de Ética Médica de 1990, al que escribió un libro con comentarios detallados, un pequeño tratado de ética médica.

La Organización Médica Colegial delegó en él la asistencia a las reuniones del Comité Permanente de los médicos de la Comunidad Europea, del que fue vicepresidente (1986- 1988).

Fue vicepresidente de la Federación Mundial de Médicos que respetan la Vida humana entre 1986 y 1992 y consultor de la Congregación vaticana para la Educación Católica (desde 1989).

Fue nombrado miembro del Consejo Directivo de la Academia Pontificia para la Vida (1994), y del Comité Internacional de Bioética de la UNESCO (1996).

Fue acreedor de diversos premios:

  1. Médico Humanista del Año de España (1995).
  2. Premio Reflexión 2002 a su artículo “Células troncales embrionarias: retórica y política”.
  3. Medalla de oro de la Organización Médica Colegial de España (2007), que recibió con un discurso lleno de buenas ideas éticas para la práctica profesional.
    Pero su dominio del lenguaje estaba para apoyar una sólida argumentación científica. En este sentido, era constante su rigor a la hora de tratar la bibliografía.

Esta actividad institucional no le impidió aceptar invitaciones a pronunciar conferencias o a participar como ponente en congresos; el resultado fue que pronunció centenares de conferencias y escribió colaboraciones incluso en boletines informativos de exigua importancia. Se conservan más de dos centenares de textos, redactados en detalle, que poco a poco se están encontrando a disposición del público, sobre la mayoría de materias relevantes en ética médica.

Impartió la materia de escritura y bibliografía médicas durante algunos años. Escribió artículos de la serie “Confidencial para autores” en Medicina Clínica, imprescindibles aún hoy para aproximarse a una buena escritura profesional.

Su característica solidez intelectual y científica le ayudaba en su vocación como docente universitario, motivando a sus alumnos para mejorar los trabajos de investigación, contribuyendo en el refinamiento del enfoque ético; y además, intentando desarrollar el mayor fruto de las cualidades de sus discípulos.

Todo este conjunto de ocupaciones de representación, divulgación y docencia no le impidió la publicación de abundantes artículos sobre cuestiones de ética médica. Uno de los campos de trabajo en que profundizó fue el de la ética de investigación.

Vivía con pasión los avatares de la ética médica: se notaba especialmente su indignación ante situaciones éticamente censurables en la práctica de la Medicina. Y esto lo hacía compatible con la moderación para conseguir ser cercano y convincente en el diálogo y en sus intervenciones públicas sobre temas éticos. Volcaba esta energía en todas las actividades emprendidas para difundir la ética médica: no se sabe cómo conseguía, además de todas las actividades ya mencionadas, responder inmediatamente las consultas y peticiones de consejo que recibía por correo electrónico. Sin mencionar las que le solicitaba en el Departamento o para impartir clases en el Máster, cuando ya llevaba tiempo jubilado.

Se ha mencionado los numerosos artículos que publicó. Pero, probablemente, lo más sustancioso fueron los tres libros que legó:

  • El primero, su Comentario al Código de Ética y Deontología Médica de 1990, ya mencionado, que ha conocido tres ediciones y constituye un prontuario de ética médica fundamental todavía hoy.
  • El segundo fue El Embrión Ficticio. Su origen tiene como trasfondo su preocupación por el respeto a la vida humana en situaciones de debilidad (que se manifiesta especialmente en sus orígenes y en su declive) y su preocupación por elaborar una ciencia sólida. El resultado fue una revisión exhaustiva de las teorías sobre la gemelación, que llevaron a la argumentación ética permisiva de las técnicas de reproducción asistida sin un fundamento científico sólido. Toda una lección de cómo la seriedad científica muestra los pies de barro de la ciencia y proporciona un sustento sólido al razonamiento ético.
  • El tercer libro fue Leyendo Entre Líneas: una historia crítica de la contracepción, aparecido simultáneamente en inglés y en español el año inmediatamente anterior a su fallecimiento. Además de una revisión completa de los antecedentes históricos e ideológicos, desvela todo el panorama de relaciones humanas, ideas, influencias… y deslices importantes de ética médica subyacentes a la investigación que desarrolló la píldora.

Su situación física, con el deterioro progresivo derivado de un infarto (entre otros problemas), le siguió motivando para la realización de estos trabajos, especialmente el último libro. Llegó a asistir en silla de ruedas a las reuniones en que iba explicando a sus colaboradores los contenidos recientemente descubiertos o redactados. Se encargó personalmente de revisar a fondo la traducción inglesa. Y se mantuvo en contacto con todos a través del correo electrónico, también respondiendo consultas de ética médica, hasta un par de meses antes de fallecer.

Bibliografía