Inicio de la vida humana
¿Cuándo comienza la vida humana para la ciencia?
Que la vida humana comienza en el momento de la concepción o fertilización, es decir, con la unión del espermatozoide y el óvulo, está ampliamente admitido en la ciencia biológica y médica. Esto, porque luego del contacto y la fusión de las membranas plasmáticas de ambos, se inicia un proceso de desarrollo continuo e interdependiente de un individuo genéticamente nuevo.
Se habla de desarrollo continuo porque, siempre y cuando no exista una intervención externa, se pueden observar distintas etapas concatenadas unas con otras, cuyo orden no se puede variar ya que están predeterminadas genéticamente.
Este desarrollo es interdependiente porque en cada etapa se prenden o apagan distintos genes que determinan el progreso, inicio y fin de cada ciclo, es decir, a nivel genético, existe una interrelación entre cada etapa, lo que impide que el proceso sea discontinuo.
Lo trascendental de este tipo de desarrollo es que se refiere al de un sujeto genéticamente distinto de los padres. Si bien, en el organismo de un ser humano maduro también es posible encontrar un desarrollo celular continuo e interdependiente, por ejemplo, en tejidos como la piel o la sangre, pero, cada una de esas células tiene el mismo material genético que la persona que las posee, además de una diferenciación celular específica y restringida. La variabilidad genética se explica gracias a que el padre y la madre aportan igualmente la mitad del material genético, por lo que la nueva persona es distinta a sus progenitores.
La nueva vida no sólo es diferente a sus padres, sino que también a cualquier otro ser humano, ya que todos los gametos (óvulo y espermatozoide) son distintos genéticamente, debido a una recombinación de los genes de los progenitores en el proceso de meiosis (mediante el cual se crean las células sexuales o gametos que son las únicas células haploides del organismo, o sea, con la mitad de los cromosomas).
Distintas fuentes de información científica, concuerdan siempre en lo mismo: La vida humana comienza en el momento de la fertilización.
- El desarrollo de un individuo comienza con la fecundación, fenómeno por el cual el espermatozoide del varón y el ovocito de la mujer se unen para dar origen a un nuevo organismo, el cigoto[1]
- El ciclo de vida de los mamíferos comienza cuando un espermatozoide entra en un óvulo”, asegura un estudio publicado en 2010 en la revista Nature por Yukinori Okada y otros científicos, con el título “A role for the elongator complex in zygotic paternal genome demethylation[2]”
- Janetti Signorelli y otros científicos en 2012 concluyeron que “la fertilización es el proceso por el cual los gametos haploides macho y hembra (espermatozoide y óvulo) se unen para producir un individuo genéticamente distinto[3]”
- El embarazo humano comienza con la fusión de un huevo y un espermatozoide[4]
- El desarrollo humano es un proceso continuo que se inicia cuando un oocito de una mujer es fecundado por un espermatozoo del varón[5]
The New England Journal of Medicine publicó una revisión sobre la literatura médica. En este artículo, cuando se refiere al desarrollo embrionario temprano, se plantea: “La fertilización ocurre en la trompa de Falopio 24 a 48 horas después de la ovulación (…). La implantación ocurre aproximadamente seis o siete días después de la concepción (fertilización)[6].
Es posible notar que, en ciencias, se habla indistintamente de fertilización y concepción, puesto que se reconoce que es aquí donde comienza la vida y con ella el proceso de desarrollo embrionario.
La definición de embarazo de la OMS
Un concepto utilizado frecuentemente en el debate público, de manera errónea, como definición de inicio de la vida, es el que utiliza la OMS (Organización Mundial de la Salud) para referirse a embarazo.
Para la OMS (Organización Mundial de la Salud) el embarazo comienza en el momento de la implantación del óvulo fecundado en el útero materno.
De esta manera, es preciso señalar la diferencia entre inicio de la vida y embarazo según la OMS, puesto que, una mujer puede no estar embarazada en base a esta definición, pero sí tener un hijo que está vivo y desarrollándose in vitro hasta que pueda ser implantado.
En las publicaciones científicas, la definición de la OMS no es utilizada y se habla de embarazo (pregnancy) cuando es posible detectar, al menos químicamente, la existencia de un nuevo individuo (detección de hCG, Hormona Gonadotropina Coriónica Humana, producida por el blastocisto, a los siete días de vida). La otra manera de detectar el embarazo es de manera clínica, semanas después de la concepción a través de una ecografía ginecológica. Es importante recordar que en ciencias la detección del embarazo es distinto del inicio de la vida.
Diversas opiniones religiosas ante los problemas éticos sobre el principio de la vida
Es importante insertar la bioética en el horizonte de la teología, para poder así aportar un rayo de luz al que se pueda denominar el interrogante fundamental de la bioética: determinar la naturaleza del hombre, la verdad inherente a su realidad.
Para ello, se cree de gran utilidad dirigir la mirada a la ética religiosa, ya que ninguna religión, por el simple hecho que se dedica a los problemas más urgentes y fundamentales relacionados con el hombre, puede permanecer indiferente frente a las cuestiones relacionadas con el universo, la vida y, sobre todo, la vida humana.
Ética de la vida e Islam
Generalidades
La religión predicada por Mahoma (570-632) forma la tríada de credos monoteístas que arrancan directa o indirectamente de la Biblia. Islam significa sumisión a Dios, y un musulmán es literalmente “uno que se entrega o somete a Dios”.
El mensaje del Islam se caracteriza por su gran sencillez y contundencia. “No hay más Dios que Allah, y Mahoma es su profeta”. Se trata, en efecto, de una religión profética, que apela a una revelación divina que Mahoma habría recibido directamente en diversos momentos de su agitada vida.
Las fuentes epistemológicas
La principal fuente del Islam es el Corán. Éste es para los musulmanes la misma palabra de Dios no creada. En él quedan recogidas las doctrinas y visiones de Mahoma.
El Corán no es la única fuente de la religión musulmana. El Corán se complementa con la Sunna, tradición que contiene principalmente los hadiths o dichos del Profeta.
Corán y Sunna, vistos como una unidad maduran en la concepción de la Sharia o Ley divina del Islam. se articula en el fiqh (raíces de conocimiento), que es la explicación de cómo la ley divina se manifiesta y actúa en términos prácticos.
Las bases del fiqh son así el Corán, la Sunna del Profeta, el consenso de la comunidad creyente, y el razonamiento analógico.
Elementos ontológicos
La concepción ontológica islámica recibe una influencia teológica en cuanto la existencia es considerada como acto de Dios y, por tanto, realización de su voluntad.
El principio del universo es una Entidad sapiente, potente, sabio, sin necesidad, cuya obra nunca es insensata o movida por maldad, ignorancia o necesidad, obviamente se desprende también que lo creado es manifestación de estas características.
El Corán, además de afirmar claramente que Dios es el único Creador de lo existente, una parte del cual está representado justamente por las criaturas vivientes, en numerosos versículos subraya explícitamente que Él es el artífice de la vida.
Antropología y vida humana
El Islam reconoce la superioridad del hombre y de la vida humana sobre las demás criaturas vivientes. De todos los seres vivientes, el hombre es la criatura más noble y más excelsa.
El Islam funda la dignidad del hombre no con una semejanza con Dios, porque Dios no es semejante a nada ni a ninguno, sino por ser creado por Dios y llamado a ser representante de Él en la tierra.
- Este dato antropológico lleva a establecer como principio fundamental el tutelar siempre al hombre, su dignidad y los valores que forman parte de su naturaleza en calidad de criatura elegida.
- Otro dato antropológico importante del Islam es considerar al hombre como cuerpo y espíritu. El espíritu está formado por el alma ruh que equivale a un soplo vital y el alma nafs que equivale al yo personal.
El cuerpo espiritual es fruto de la unión de ambas y es creado por Dios pero es inmortal y se separa temporalmente del cuerpo físico durante el sueño y de forma total durante la muerte.
Este elemento lleva a plantearse la interrogante: ¿a partir de qué fase del desarrollo, el embrión humano puede y debe ser considerado como una persona humana? Es la respuesta a esta pregunta primordial para afrontar la reflexión ética sobre el respeto al embrión humano y sobre la interrupción voluntaria del embarazo.
Islam e inicio de la vida
La sharia es (Ley Islámica), la que rige todos los ámbitos de la vida privada y pública de la población. El Islam es de hecho religión y estado y tiene un carácter global respecto a la vida de los musulmanes y sus leyes determinarán las reglas relativas a los temas bioéticos como aborto, técnicas de reproducción artificial y los temas sobre el final de la vida.
La bioética islámica es sobre todo una articulación del derecho musulmán privada. La racionalidad científica está subordinada al Corán. En el mundo islámico no se ha desarrollado una conciencia epistemológica autónoma de los fundamentos del conocer.
Para responder a la pregunta de cuando comienza la persona humana el Islam establece el siguiente razonamiento:
- En la sura II del Corán versículo 228 está especificado que la mujer divorciada debe esperar 90 días antes de volverse a casar para evitar así toda confusión en relación a la paternidad.
- La mujer viuda (sura II, versículo 234) debe esperar 130 días, es decir, cuatro meses y diez días, antes de volverse a casar, y esto, por las mismas razones.
- El Corán acuerda implícitamente un margen de 90 a 130 días, es decir, de tres meses a cuatro meses y diez días, como el período en el cual el feto toma forma humana.
- Hadiz precisa que la sharia reconocía el estatuto de persona al embrión a partir del 120 días del embarazo.
- Dios ha insuflado ruh al feto, es decir el soplo espiritual, a los tres meses y una semana.
- Algunas escuelas minoritarias fijan el comienzo de la persona en el día cuarenta después de la concepción.
- El aborto no es permitido por ningún motivo una vez transcurrido este tiempo a no ser que esté en peligro la vida de la madre.
- El Islam, proscribe la clonación al considerar que niega el principio de la creación divina.
- Acepta la Inseminación y la Fecundación In vitro siempre que sean homólogas.
- Es lícita la madre sustituta siempre que el útero sea de una de las mujeres del marido. Por otro lado quedará totalmente prohibida toda práctica en la que sea necesaria la donación de gametos de terceras personas.
Judaísmo y ética de la vida
Generalidades
El judaísmo no es solamente una fe, una forma de culto, un código de observancia y un sistema de valores morales; constituye la suma de las experiencias del pueblo judío a lo largo de los siglos.
Fuentes epistemológicas
La principal fuente para el judaísmo es la Biblia hebrea. Ella es el medio para tomar conciencia de la presencia activa de Dios, único en el universo y en la historia.
La Biblia consta de 24 libros, divididos en tres conjuntos: la Torá, los Neviim y los Ketubbah.
- La Torá ocupa el lugar más eminente: El vocablo Tora significa enseñanza, doctrina.
- Los Neviim (profetas), la segunda parte de la Biblia, incluye dos partes: los primeros y los últimos profetas.
- Finalmente, los Ketubbah (hagiógrafos) son muy variados y comprenden a la vez los salmos (en número de 150).
Paralelamente a la Biblia, se desarrolló una enseñanza oral que explicita e informa la Tradición escrita. Dando así nacimiento al Talmud. El Talmud está compuesto de la Mishna y de la Gemara.
Es importante tener presentes que los doctores hebreos han afirmado que los libros de la Biblia hebrea (el Antiguo Testamento) han sido revelados al hombre por inspiración divina, si bien en diferentes niveles.
Ellos afirman que el Pentateuco (la Torá verdadera y propia) ha sido dictada por Dios a Moisés y lo consideran como la palabra de Dios verdadera y propia.
Elementos ontológicos
Por más que Moisés, Abrahán o Isaías sean importantes, no es imposible imaginar la fe hebrea aún sin ellos. Ya que el Hebraísmo se centra en un pueblo antes que en un individuo. Reuniendo su fe en el pueblo, no en el profeta.
Dios está más allá del tiempo y del espacio y el universo está subordinado a él. Él es trascendente e inmanente. Existe fuera del mundo y al mismo tiempo está implicado en él.
Dios es absolutamente trascendente, santo y el mundo y el hombre son criaturas de Dios, distintas de Él y dotadas de autonomía. Una persona humana que está creada para la intimidad dialogal con el Dios de la alianza tendrá siempre una dignidad sagrada y absoluta.
Antropología y vida humana
Hay una concepción unitaria del ser humano, cuyo cuerpo y espíritu forman un todo inseparable. En el judaísmo el cuerpo y el alma no hacen sino uno y los mandamientos divinos se aplican de la misma manera al cuerpo y al alma.
La vida humana es un don de Dios y el hombre está hecho a imagen de Él. Esto le lleva a afirmar que el respeto a la vida humana es absoluto, sagrado, inviolable.
La máxima talmúdica según la cual “salvar una vida equivale a salvar el mundo entero” indica de qué modo el valor de la vida humana es infinito.
La obligación de salvar la vida tiene tres excepciones significativas: la idolatría, las uniones sexuales prohibidas con particular rigor el incesto, el adulterio y el homicidio.
Otro elemento importante a destacar en el judaísmo es la consideración de que todas las vidas son iguales.
Judaísmo e inicio de la vida
Sobre el inicio de la vida se encuentra que el judaísmo tiene un problema a la hora de definir el momento de inicio de la plenitud del ser.
- La vida de un ser humano que ya existe es siempre más importante que la vida de un ser “potencial”.
- La vida de una mujer embarazada es más importante que la vida de un embrión.
- El nacimiento transforma el embrión en una persona.
- Hasta que no se produzca el nacimiento el embrión solamente es una parte del cuerpo de la mujer embarazada.
- El aborto no se trata como un asesinato, pero el aborto no justificado se trata como una falta.
- Si se realiza el aborto en defensa de la vida de la madre tampoco se interpretaría como asesinato.
- Cuando no hay peligro para la madre lo más aceptado es respetar al embrión a partir del día cuarenta.
- Se acepta la fecundación artificial siempre que sea del fruto de la unión de gametos de los esposos y siempre que el desarrollo se realice en el útero de la madre biológica.
- Se rechaza el incesto, la paternidad y maternidad desconocida.
- No se excluye la clonación con fines terapéuticos, en cambio sí excluye la reproductiva.
En definitiva, se observa un punto común en la tradición rabínica: Se autoriza la eliminación del feto incluso en el momento del parto siempre que ponga en peligro la vida de la madre.
A pesar de lo expuesto, es posible concluir diciendo que la posición del judaísmo sobre los múltiples problemas suscitados en el inicio de la vida está aún abierta y no carente de controversias.
En la actualidad cada vez son más los bioéticos judíos que proponen una defensa del embrión y del feto humano, defendiendo sólo el aborto cuando está en peligro la vida de la madre.
Catolicismo y ética de la vida
Generalidades
La revelación cristiana es, ciertamente, una revelación histórica y progresiva de Dios, hasta culminar en la encarnación de su Hijo. La revelación se presenta como la historia de Dios que interviene salvíficamente y va expresando al mismo tiempo su designio salvífico.
La fe no es un simple acto del entendimiento (asentimiento), de la voluntad (confianza) o del sentimiento; es mas bien un proyecto de vida que recoge todas las fuerzas humanas y es una forma de vida global.
Las fuentes de la revelación católica
Para la Iglesia católica la revelación de Dios, su apertura a los hombres, tiene tres momentos:
- Es posible hablar de Dios como el ser original, la realidad de trascendencia que se expresa en la historia; esa experiencia es de algún modo un dato de todos los pueblos.
- En un segundo momento debemos afirmar que Dios se revela en Jesucristo.
- En un tercer momento se sabe que la fuerza de la revelación de Dios es el mismo Espíritu de Jesús que está presente como su herencia en medio de los hombres.
Para el catolicismo es la tradición viva de la Iglesia la que posee el sentido total de la fe. Por sí sola, la Escritura no ofrece una síntesis de la fe y presenta, además, serias dificultades de interpretación.
Elementos Ontológicos
Para la Iglesia la fe proporciona una luz nueva sobre todas las cosas, manifiesta el diseño de Dios y orienta la mente hacia soluciones que son plenamente humanas.
La referencia a la Palabra de Dios de ningún modo olvida ni menos aún deslegitima el recurso a la razón para comprender, valorar y resolver los diferentes problemas relacionados con la vida humana.
La fe en un Dios Trinitario aparece como modelo de la comprensión cristiana de la realidad. La formación de la doctrina trinitaria significa la superación de una idea de realidad que, marcada por la primacía de la substancia y de la esencia, deja paso al primado de la persona y de la relación.
Afirmar la inmanencia de Dios por el Espíritu significa que todo hombre es por naturaleza capaz de Dios y está llamado a conocer y amar al propio Creador y Redentor en la experiencia del Espíritu (Hombre de buena voluntad).
Antropología y vida humana
Siguiendo el catecismo de la Iglesia católica, es posible destacar los siguientes principios antropológicos como fundamentales para determinar los criterios morales que deben ser aplicados para abordar las cuestiones sobre la vida que se plantean en el actual ámbito de la biomedicina:
- Por haber sido hecho a imagen y semejanza de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona: no es solamente algo, sino alguien.
- De todas las criaturas visibles sólo el hombre es capaz de conocer y amar a su Creador; es la única criatura en la tierra a la que Dios ha amado por sí misma: sólo él está llamado a participar, por el conocimiento y el amor, en la vida de Dios.
- La persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios, es un ser a la vez corporal y espiritual. “Dios formó al hombre con polvo del suelo e insufló en sus narices aliento de vida y resultó el hombre un ser viviente”[7].
Iglesia e inicio de la vida
La posición de la moral católica respecto al inicio de la vida viene determinada por el Magisterio de la Iglesia. El punto de partida de éste es que el problema de fondo de la reflexión bioética no es sólo ético-filosófico, sino que plantea sobre todo interrogantes que nacen en un horizonte antropológico.
- La vida humana es sagrada, porque desde su inicio es fruto de la acción creadora de Dios y permanece siempre en una especial relación con el Creador.
- Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida.
- Se rechaza totalmente el aborto.
- La experimentación en el ser humano no es moralmente legítima si hace correr riesgos desproporcionados o evitables a la vida o la integridad física o psíquica del sujeto.
- El embrión deberá ser defendido en su integridad, cuidado y atendido médicamente en la medida de lo posible, como todo otro ser humano.
- El diagnóstico prenatal es moralmente lícito.
- Se opondrá gravemente a la ley moral cuando contempla la posibilidad, en dependencia de sus resultados, de provocar un aborto: un diagnóstico que atestigua la existencia de una malformación o de una enfermedad hereditaria no debe equivaler a una sentencia de muerte. [8]
- Se deben considerar lícitas las intervenciones sobre el embrión humano siempre que respeten la vida y la integridad del embrión, que no lo expongan a riesgos desproporcionados, que tengan como fin su curación.
- Es inmoral producir embriones humanos destinados a ser explotados como material biológico disponible.[8]
Síntesis comparativa
Existen diferencias entre las tres religiones a la hora de concretizar la ética sobre el embrión humano. Es más, dentro de una misma religión también es posible observar ciertas controversias. Ante esto, es posible optar por aceptar un cierto relativismo, lo que implicaría renunciar a la búsqueda de la verdad o bien, emprender un camino racional que ayude a dicha búsqueda y permita un acercamiento a la misma.
Se puede pensar que un buen criterio para analizar y enjuiciar las distintas religiones con relación al embrión humano podría ser juzgar la coherencia que en cada una de ellas existe a la hora de articular el estatuto biológico, ontológico y ético-jurídico del embrión.
Por otra parte se puede observar una mayor cercanía entre el judaísmo y el cristianismo. Dicha cercanía es fruto de concebir la creación del hombre como imagen y semejanza de Dios, algo que fortalece y facilita el reconocimiento de la dignidad individual de todo ser humano.
Por el contrario, en el Islam la dignidad no viene determinada por ser imagen de Dios, sino por ser creado y llamado a ser representante de Dios. Esto implica que sea la comunidad de los creyentes y la ley divina las que garantizan los derechos de los individuos, de ahí que por encima de la singularidad de cada ser humano y por encima de la dignidad de toda persona está la ley divina y la comunidad.
Por último, es posible observar que en el Islam, al darle un papel totalmente trascendente a Dios, la verdad sólo está garantizada por la ley coránica aplicada a la vida.
Frente a esto la inmanencia del Dios cristiano significa que todo hombre es por naturaleza capaz de Dios y está llamado a conocer y amar al propio Creador y Redentor en la experiencia del Espíritu. Es decir, es posible caminar hacia la búsqueda de la verdad por la vía de la razón (Hombre de buena voluntad).
Bioética y ética religiosa
Un elemento importante que se observa en todas las éticas religiosas es la defensa de una antropología trascendente. El hombre es visto como un ser relativo al Absoluto, es decir, hay una visión del hombre abierto al Otro por excelencia que es Dios.
Dicho dato, puede ser clave para evitar la tentación de fundamentar de forma exclusiva la bioética en una antropología inmanente. Tentación que corre el peligro de caer en profundas depresiones nihilistas, en culturas de muerte, donde la vida viene tratada exclusivamente desde el punto de vista científico e inmanente y la verdad sobre ella sometida a lo útil, a lo placentero y dominado por el saber hacer, de tal forma que la vida no vale más que para gozarla sensitivamente o para librarse de ella si el placer es imposible o improbable.
Por tanto, la mirada a la revelación de Dios ayuda a descubrir una visión completa del ser humano, inmanente y trascendente, que impida que la vida y la muerte del hombre degeneren en hechos puramente económicos y políticos.
Otro dato a destacar es ver que, todas defienden un valor común: la santidad de la vida.
También se pudo observar en todas las religiones una defensa de la dimensión social del ser humano.
Por último, otro elemento común que se puede observar en las éticas religiosas estudiadas es la categoría teológica de la creación. Este elemento funda una cierta visión de control en la relación con el mundo natural externo e interno, y lleva a asumir un cierto grado de responsabilidad por la vida.
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Bibliografía
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