El abuso de la casuística
Paradójicamente, el punto de partida de Albert R. Jonsen y Stephen Toulmin para proponer la recuperación del estudio de la casuística, y de su posible uso en ámbito clínico, es el mismo de Beauchamp y Childress:la ya conocida National Commission for the Protection of Human Subjects of Biomedical and Behavioral Research[1].
Jonsen y Toulmin fueron miembros de la Comisión, y con ocasión de aquellos trabajos constataron que, aunque los once componentes de dicho grupo no coincidían en cuanto a planteamientos éticos globales, eran capaces de ponerse de acuerdo al examinar algunas cuestiones particulares. Fue entonces cuando creció su interés por el estudio de la moral a partir de los casos, a diferencia de la tendencia general en los años Setenta, que consideraba las cuestiones morales englobándolas siempre dentro de una teoría ética concreta y bien definida [2].