Usuario discusión:Rogerman
Fecundación in Vitro I
http://robertogerman.blogspot.com.es/2016/04/fecundacion-in-vitro-i.html
La fecundación in vitro es un tema controvertido, polémico y problemático. No obstante, existe cierta aceptación social de la misma que choca, muchas veces, con la escasa, imprecisa y, en muchos casos, errónea información que posee la gente en general (también a esto contribuyen las empresas dedicadas a ello), pero sobre todo, las parejas que acuden a la misma.
Con todo esto, lo que se quiere decir es que la fecundación in vitro es un tema muy amplio y especializado que tiene gran impacto en la vida de muchas personas, pero que casi nadie (y esto sorprende), ajeno al mundo médico-científico, la conoce con exactitud. Luego, necesitamos profundizar en este tema tan importante para todos.
En otros temas, pero sobre todo en este, hay que dejar a un lado los prejuicios a favor y en contra de la fecundación in vitro y saber en qué consiste.
Hay que advertir que en este artículo no se recogen todas las cuestiones éticas que están en juego en este tema. Ni mucho menos.
De entrada, afirmar con rotundidad dos cosas: primero, no se enjuicia a las personas que acuden a la fecundación in vitro. Se juzga la técnica. Segundo, nadie duda del afecto de los padres por el nuevo hijo que acuden a este tipo de fecundación.
Empecemos. Se denomina FIVET (In Vitro Fertilization Embryo Transfer) o FIV (Fecundación In Vitro) a la técnica que, tomada y adaptada de la veterinaria en los años setenta, empezó a ser aplicada por los médicos para dar descendencia a parejas estériles. Concretamente, en 1978 nació la primera niña concebida por esta técnica. Desde entonces han nacido en el mundo más de 5 millones y medio de personas.
Como se ha dicho, esta técnica se presenta como un tratamiento para curar la esterilidad. Sin embargo, la fecundación in vitro no es, propiamente hablando, un tratamiento para curar la esterilidad, sino un tratamiento sustitutivo, pues con ella no se consigue curarla, sino tener un hijo. Sería necesario, para poder considerarla como tratamiento terapéutico, la restitución de la capacidad generativa de la persona estéril. En efecto, la FIV viene directamente a satisfacer el deseo legítimo de tener un hijo. Sin embargo, lo hacen obviando el problema de la esterilidad.
Lamentablemente, el deseo de ser padres adquiere categoría de derecho absoluto por el que el hijo se convierte en propiedad de esos padres con derecho a él. Pero no existe tal derecho. Justamente, el valor moral del hijo no viene dado por el valor externo, adjudicado por un supuesto “derecho a ser padres” inexistente (en todo caso, será un deseo legítimo, pero no por ello, se convierte en derecho), sino que su valor reside en sí mismo, esto es, por lo que es, por el carácter humano de esa realidad en desarrollo.
Por el contrario, si este deseo adquiere categoría derecho, una vez conseguido este deseo, en muchas ocasiones, los padres pierden la obligación y la responsabilidad por los propios gametos y por los otros embriones que han generado.
Además, junto a la presentación de la FIV como terapia para la infertilidad, se insiste a veces en que la esterilidad implica para la mujer incapacidad de realización personal. La consideración de la esterilidad como enfermedad a superar por todos los medios genera un sufrimiento y una mentalidad en la que lo prioritario es el deseo subjetivo de tener un hijo como requisito de realización personal de la mujer.
Dicho todo esto, ¿en qué consiste la técnica de la fecundación in vitro con transferencia de embriones? Esta consiste esencialmente en la obtención de óvulos mediante la aspiración del contenido de los folículos ováricos. Para ello se realiza una estimulación hormonal a la mujer, y se le aplica altas dosis de hormona de la fertilidad con la finalidad de provocar la maduración simultánea de varios óvulos (hiperestimulación ovárica). La siguiente fase del proceso es la extracción de los óvulos. Extraídos éstos se someten simultáneamente a la fecundación con los espermatozoides, previamente tratados, bien de la pareja (fecundación in vitro homóloga) o de un donante (fecundación in vitro heteróloga). Con este método se generan más óvulos fecundados de los que en un primer intento serán transferidos. En el proceso de obtención de ovocitos se producen (no es lo mismo engendrar que producir) como media unos 6 u 8 embriones humanos por pareja, pero en algunos casos se pueden obtener hasta 20 embriones. Una vez fecundados todos y superada la fase de ocho células, se transfieren exclusivamente 2 o 3 embriones para evitar el riesgo de embarazo múltiple (se seleccionan y transfieren solo los embriones humanos que presentan mejor características, los demás se eliminan. Esta tarea se denomina eufemísticamente “reducción embrionaria”) y “optimizar” el procedimiento, aunque en este momento, debido a que los resultados de embarazos conseguidos son cada vez mejores, se advierte una tendencia a restringir la transferencia de embriones a un máximo de dos. Luego no hace falta la eliminación en el útero materno de uno o varios fetos en el primer trimestre para evitar un embarazo múltiple de alto riesgo. Se descartan (se eliminan) antes de la trasferencia.
En este sentido, la legislación de algunos países insiste no tanto en reducir el número de embriones producidos por ciclo en la FIV, como en el número de los transferidos de forma simultánea a fin de evitar embarazos múltiples (en la naturaleza solo el 2% de los partos son múltiples, en cambio, por FIV el 24%). En efecto, algunas legislaciones autorizan la producción en exceso de embriones, como la española, dando lugar al problema de los embriones “sobrantes”. (Estamos hablando de embriones humanos, no de óvulos o espermatozoides), pero se transfieren al útero de la mujer como mucho tres, quedando el resto de embriones humanos sin utilizar, metiéndolos por tanto para conservarlos en tanques de nitrógeno líquido (congelándolos). Por eso, el debate contemporáneo se concentra en qué hacer con aquellos que están congelados y que se seguirán congelando.
Fecundación in Vitro II
http://robertogerman.blogspot.com.es/2016/04/sigohablando-de-la-fecundacion-in-vitro.htmlSigo hablando de la fecundación in vitro.
A lo dicho anteriormente se añade que los embriones “sobrantes” de FIV, llamados embriones supernumerarios, designan aquellos (seres humanos) que no son transferidos: tras haber alcanzado la implantación exitosa de uno o varios de ellos en el útero de la mujer, los demás se congelan (criopreservan o crioconservan), con el fin de que la pareja sometida al proceso de fecundación in vitro pueda utilizarlos en una ulterior implantación, donarlos a otras parejas (adopción), congelarlos indefinidamente, descongelarlos y “dejarlos morir” (no significa descongelarlos y destruirlos) o “donarlos” para investigación.
La acumulación de embriones “sobrantes” (esta crece progresivamente) da lugar a la creación de bancos de embriones congelados. Se justifica la existencia de estos bancos como medio para evitar los inconvenientes de poner en marcha de nuevo todo el proceso de fecundación in vitro: análisis reiterados, tratamientos hormonales y cuadro de hiperestimulación ovárica, y más todavía si la mujer ya ha sufrido una previa estimulación y un fallo en la implantación de los embriones transferidos, o si el ciclo resultante de la estimulación no ha sido adecuado para proceder con la transferencia del embrión, es decir, se descongelan los embriones “sobrantes” en el caso de que su implantación no haya tenido éxito y, por tanto, no haya habido embarazo.
Por otro lado, con el uso de los embriones congelados se puede realizar una transferencia controlada y disminuir el índice de riesgo de embarazos múltiples.
Ahora bien, cuando se ha conseguido el objetivo de tener uno o dos hijos, o cuando todos los intentos han fracasado, la mayoría de los embriones humanos que fueron congelados quedan abandonados, lo que revela la pérdida de sentido del valor individual de cada ser humano y de la responsabilidad parental respecto de los embriones que han generado que, a efectos prácticos, pasan a ser “material sobrante” de las prácticas de reproducción asistida.
Por otro lado, todo el proceso (tratamiento) dirigido a conseguir óvulos y fecundarlos supone unos gastos económicos elevados. También hay que decir que todo lo relacionado con la sexualidad humana, desgraciadamente, conlleva pingües beneficios para las empresas dedicadas a ello: 450 millones de euros en el 2013. (Dato facilitado por el Gobierno de España en su informe sobre turismo sexual). Aparte de este coste económico, hay que tener en cuenta el alto coste en estrés y frustración para la pareja en el caso de que no haya tenido éxito no solo la fecundación, sino también la implantación y el embarazo.
En el artículo anterior se han puesto las cifras de niños nacidos por FIV. Pero las cifras de hijos perdidos en el camino (vidas humanas en embriones humanos fallidos y repudiados) son más. Se calcula que, desde 1978, en el mundo, por este medio, se han producido y abandonado en congeladores de nitrógeno líquido más de 32 millones de vidas humanas.
Por último, y en esta exposición de carácter general acerca de la fecundación in vitro, es preciso señalar que esta supone un menoscabo de la mujer y de su cuerpo al reducirlos a mero objeto de producción, incluso en los casos en que la causa de esterilidad tenga un origen masculino.
En definitiva, es una técnica (el de la FIV, con una efectividad o garantías de éxito de aproximadamente un 30%) que produce más muerte que vida, pero que existe y va a más por el complejo y extenso entramado de intereses que rodean a todo lo relacionado con la vida y sexualidad humanas.