Automedicación

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Introducción

La automedicación es el uso de medicamentos, sin receta, por iniciativa propia de las personas y el autocuidado.

El papel de los farmacéuticos es relevante para brindar al paciente información y asesoramiento acerca de los medicamentos utilizados en la automedicación.

En el marco de la Declaración conjunta por la Federación Farmacéutica Internacional[1] (FIP) y la Industria Mundial de la Automedicación Responsable (World Self-Medication Industry-WSMY)[2] surge la definición de automedicación como “el uso de medicamentos, sin receta, por iniciativa propia de las personas”.

Aunque el paciente actualmente está mejor informado y acepta mayor responsabilidad en el cuidado de su propia salud, algunos autores han demostrado que los pacientes reconocen al farmacéutico como el profesional capacitado para brindar asesoramiento sobre los medicamentos[3].

Descripción del problema

El fenómeno de la automedicación es relativamente reciente. Va parejo a un aumento de nivel de desarrollo económico de las sociedades occidentales y sobre todo del abandono de la concepción paternalista de la medicina. Es llamativo observar como en proporción la ingesta de fármacos se da más en gente de edad mediana - joven que en personas de edad mas avanzada.

Ha contribuido a esta situación el carácter autónomo de las relaciones biomédicas. Hace escasas décadas este fenómeno de la auto prescripción y de las “farmacias domiciliarias” era impensable. Cuando la medicina se basaba en una excesiva relación paternalista, no era posible la aparición de esta situación. El modelo de relación autónoma que se va imponiendo no solo en el ámbito anglosajón sino también en lo que algunos llaman el horizonte mediterráneo hace que sea una de las causas más urgentes a resolver porque cada fármaco como sustancia exógena es siempre extraña al organismo y debe ser valorada en sus justas proporciones.

En algunos países, los gobiernos y las compañías de seguros promueven el autocuidado como una medida para mejorar la calidad de la salud de la población y reconocen que puede servir para limitar el índice de aumento de los costos de financiación de terceras partes en el área de asistencia sanitaria[3]. Además la publicidad tiene un papel muy importante en la venta de medicamentos a pacientes ambulatorios, ya que es útil para informar al público sobre los medicamentos disponibles para la venta sin receta.

Sin embargo es necesario destacar que la publicidad deberá ser, en todo momento, responsable y no disuadir al paciente de buscar el asesoramiento del médico o del farmacéutico.

Extensión del término

Dentro de la expresión automedicación se pueden mencionar varias acepciones:

  1. Aquella principal en la que alguien decide tomar un medicamento sin consultar al facultativo. Esta decisión puede llevarse por varios motivos: el principal es el ocultar al médico de familia o generalista la ingesta de un fármaco como por ejemplo, anticonceptivos, ansiolíticos, antidepresivos. El ambiente social juega a favor del consumidor y “las amistades sanitarias y farmacéuticas” hacen que el fenómeno se extienda. Igualmente de gran actualidad está el problema de la medicina alternativa que en sí misma no es un factor negativo con respecto a la convencional pero que puede, sin el control médico debido, originar situaciones de difícil solución a corto plazo.
  2. Algunos fármacos no se pueden obtener sin la consiguiente receta médica. Esto hace aparecer la segunda modalidad de la auto prescripción que es la modificación terapéutica que suele ir unida a una deficiente educación sanitaria por parte de los hipotéticos enfermos. Cuadros clínicos alarmantes se han dado y dan en el campo de la antibioticoterapia donde la posología es imprescindible que la marque el facultativo. Por mucha avidez en la lectura del prospecto, es el médico, el único capacitado para valorar ese tratamiento en ese enfermo concreto. El genial Marañón decía que no existen enfermedades sino enfermos y por ello lo específico del éxito terapéutico va ligado al carácter de individualidad. Las resistencias a la antibioticoterapia ha generado complicaciones sobre todo en los niños y en los ancianos más vulnerables a ciertas cepas que se han hecho resistentes principalmente por esta causa.
  3. Desobediencia e “independencia” terapéutica son situaciones constatables en la sociedad actual. Se puede volver urgente en tratamientos crónicos o prolongados realizar los controles indicados y no abandonar los tratamientos a la subjetividad o sensación particular. Solo el médico puede variar las tomas, aumentar o disminuir las dosis, aspecto muy frecuentemente que puede ser obviado por parte de la población.

Etiología del fenómeno de la automedicación

Parece desprenderse de los estudios y de las estadísticas recientes que la causa principal reside en la nueva concepción de la medicina, es decir una causa de origen antropológico-social que hace configurar la relación médico-enfermo de forma nueva con respecto al pasado. El enfermo hoy quiere tomar parte activa en su tratamiento, para qué sirve el fármaco, o qué efectos colaterales pueden derivarse. Pero este creciente interés que ciertamente va más allá de la mera curiosidad es a veces poco saludable porque no se valoran todas las repercusiones que un fármaco puede conllevar. Todo el mundo opina de medicina y sobre todo de medicinas que han ido bien. Pero a veces las personas no se percatan que también la singularidad afecta al área somática.

Otra causa pudiera ser el esfuerzo llevado a cabo por la medicina para liberarse del paternalismo multisecular que puede llevar al extremo contrario; no ya una sana autonomía sino una arbitrariedad absoluta que hace establecerse una relación de competencia con las directrices del médico.

Tratamiento del problema

La educación sanitaria y la información al paciente deben ser las herramientas del farmacéutico y el médico para que la automedicación responsable sea una conducta adquirida por el paciente.

Lo fundamental es fomentar una educación sanitaria en la población que con lleva la objetivación ante el fármaco. La educación no se debe hacer solamente a través de la escuela, de los medios de comunicación, sino desde las mismas instancias sanitarias. Una inversión pedagógica frente a los medicamentos es a medio y a corto plazo una ganancia para todos, en primer lugar, para el enfermo. Solamente el enfermo sanitariamente educado sabrá dosificar el consejo del amigo o la gratuidad de ciertos medicamentos.

El punto nodal de la educación sociosanitaria es la buena relación médico-enfermo. Una relación marcada por la confianza y la comunicación que hacen ir modulando el interés y la angustia que la enfermedad puede suscitar y el recurso a los medicamentos.

Medicamentos de venta libre

Los medicamentos se diferencian a partir de los riesgos que conlleva el uso de los mismos, en medicamentos de venta bajo receta y medicamentos de venta libre. Según la OMS (1986) los medicamentos de venta libre tienen características de menor riesgo y deben ser:

  • Eficaces: Sobre los síntomas que motivan su empleo, que en general deben ser de naturaleza autolimitada.
  • Fiables: Deben dar una respuesta consistente y suficientemente rápida, para que el paciente note sus efectos beneficiosos.
  • Seguros: Deben emplearse en situaciones de buen pronóstico y cuya identificación no sea difícil para el profano.
  • De fácil y cómodo empleo: Para que el usuario no requiera precauciones complejas o poco habituales.
  • De amplio margen terapéutico: Para que los errores de dosificación no tengan repercusiones graves.
  • Prospecto: Deben incluir uno con especificaciones de consulta al médico.

Las autoridades competentes de cada país deben garantizar la seguridad, calidad y eficacia de los medicamentos y son las encargadas de autorizar y monitorear la comercialización de los fármacos.

Errores habituales de la automedicación

La facilidad del uso y la libre disposición de los medicamentos de venta libre pueden provocar no sólo errores en su aplicación sino también en el abordaje global de la enfermedad a la cual van dirigidos.

En muchos países, el paciente se automedica no sólo con los medicamentos de venta libre sino también con aquellos que se venden bajo prescripción médica. Esta conducta induce al uso irracional de los medicamentos. Los medicamentos que más se utilizan en la automedicación se listan a continuación:

Analgésicos
Uno de los riesgos del uso habitual de los analgésicos es la nefritis intersticial. Se estima que el 11% de todos los casos de insuficiencia renal terminal, cuya incidencia es alrededor de 110 nuevos casos por 1.000.000, es atribuida al consumo de analgésicos.

El tratamiento no supervisado del dolor se ha complicado al extenderse el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs), para esta indicación. Su consumo creciente aumenta los riesgos de efectos adversos, tanto en prescripción médica como en automedicación. La incidencia de hemorragia digestiva alta (HDA) de 650 casos por 1.000.000 habitantes/ año, de los cuales el 40% son atribuibles al ácido acetil salicílico y al resto de AINEs.

Antibióticos
Hay una gran expectativa cultural en torno a este grupo de fármacos. Las personas esperan la curación definitiva de una infección que los amenaza a través de su utilización. Además los pacientes refieren en la farmacia que la mayoría de ellos tiene en su botiquín un antibiótico guardado de la anterior consulta médica y lo volverían a consumir sin previa visita médica.

Un error a destacar en este grupo terapéutico es la suspensión del antibiótico antes de finalizado el tratamiento prescripto apenas comienzan a desaparecer los síntomas.

Otros medicamentos
Cualquier medicamento independientemente de su perfil riesgo-beneficio puede tener un uso incorrecto.

Otro grupo muy utilizado es el de los antihistamínicos. Por ejemplo el uso prolongado o excesivo de descongestivos nasales vasoconstrictores puede causar congestiónde rebote” que, a su vez, puede producir inflamación crónica de la mucosa y obstrucción de las vías nasales.

Conclusión

La automedicación se ha convertido en un comportamiento masivo a nivel global, facilitado por la publicidad y las nuevas tecnologías de información y comunicación. La información restringida sobre medicamentos y tratamientos, que no era accesible en otros tiempos para el público y que estaba limitada al cuerpo médico y de los profesionales de la salud, ahora está completamente disponibles. Incluso es posible, a través de los nuevos medios, la obtención directa de “recetas médicas” y hasta de medicamentos de control. La práctica de automedicación es especialmente prevalente en países en vías de desarrollo y en poblaciones vulnerables, donde existe menos acceso a sistemas de salud y menos control por parte del Estado.

Desde el punto de vista ético, con la automedicación se hace especialmente relevante la necesidad de que el consentimiento (que se da por supuesto) sea realmente informado. Esta es una responsabilidad grande que asume el sujeto porque sin duda va a tener consecuencias importantes la ingesta de esos medicamentos. Que las consecuencias seas buenas o malas depende de esa información que se haya obtenido, y de la asunción de los riesgos que se hayan tomado

Otras voces

Texto de referencia

  • Vázquez, Carlos Simón (Mayo 2012). «Voz:Automedicación». Simón Vázquez, Carlos, ed. Nuevo Diccionario de Bióetica (2 edición) (Monte Carmelo). ISBN 978-84-8353-475-5.

Bibliografía

  • Kregar, Ester; Filinger (2005). «¿Qué Se Entiende Por Automedicación?». Acta Farm. Bonaerense (Argentina) 24: 130 - 133. ISSN 0326-2383. 

Referencias

  1. Consejo de la Federación Internacional de Farmacia (FIP). «Declaración conjunta La Federación Internacional de Farmacia (FIP) y la Federación Internacional de Asociaciones de la Industria Farmacéutica (IFPMA)». Consultado el 30 junio 2020. 
  2. «The World Self-Medication Industry». 
  3. 3,0 3,1 Kregar, Gabriela; Filinger, Ester (2005). «¿Qué Se Entiende Por Automedicación?». Acta Farm. Bonaerense 24 (1): 130 - 3. Consultado el 30 de junio de 2020.